Descripción del proyecto
La expansión mundial de las enfermedades originadas por virus ha sido una de las más graves emergencias sanitarias en los últimos cien años. De hecho, sólo las muertes anuales ocasionadas por el virus de la influenza estacional o más recientemente el SARS-CoV-2 (Covid-19) ya se cuentan por centenares de miles o millones en todo el mundo. Uno de los principales mecanismos de contagio, más allá del contacto directo, es la transmisión aérea a través de los aerosoles (gotitas respiratorias) exhaladas por los individuos afectados. Para evitarlo, existen mecanismos como el uso de mascarillas, filtros de aire HEPA o indumentaria de protección especializada. No obstante, su eficiencia en entornos hospitalarios y médicos, con una mayor acumulación de casos tanto de personas infectadas como de personas expuestas a sufrir graves consecuencias si son infectadas, está en entredicho. Por ello, existen numerosas iniciativas a nivel internacional para desarrollar nuevos materiales que no sólo mejoren la retención de los virus, sino que también tengan propiedades virucidas. A pesar de las numerosas iniciativas, la mayoría de estos nuevos desarrollos no se han industrializado aún a gran escala, dado que o son muy específicas de un tipo de material o son aproximaciones caras y/o poco eficientes, además de no existir una validación sistemática en hospitales. Una de las características comunes de muchos de los materiales que se usan para la protección contra los virus (mascarillas quirúrgicas, filtro de aire o ropa especializada) es que están formados por fibras (tejidas o no tejidas). Así, una situación ideal sería desarrollar un recubrimiento de las fibras que tenga una doble funcionalidad: retener mejor los virus y combinarlo con propiedades virucidas eficientes. En este proyecto postulamos que esto se puede conseguir con una aproximación basada en polímeros de base catecol, bioinspirados en la adhesión de los mejillones, combinada con el uso de microcápsulas de ingredientes con propiedades virucidas. El producto final comercial, que también contendría fragancia incorporada para dotar al conjunto de unas propiedades olfativas satisfactorias para el usuario final (sensación de limpieza), sería pulverizado de manera que el polímero catecólico (soluble en agua) se engancharía a las fibras atrapando las microcápsulas virucidas en el tejido. La superficie expuesta retendrá los virus que serán eliminados según las microcápsulas vayan liberando el contenido por roce mecánico, temperatura, vapor o por una liberación prolongada con el tiempo. De ésta manera la mezcla recubrimiento/microcápsula alargaría la vida útil de mascarillas, filtros y textil, reduciendo residuos y costes, al mismo tiempo que mejorando la salud y calidad de vida de las personas. Además, cuando el ingrediente con propiedades virucidas se haya liberado, los filtros y ropa serían lavables y no tóxicos, al estar la mezcla formada por materiales biodegradables y biocompatibles. Hasta la fecha ya se ha demostrado que estos recubrimientos son universales, recubren de manera selectiva sólo las fibras, se encuentran en estado de desarrollo (TRLs) avanzados, son escalables y de bajo coste, son biocompatibles y no tóxicos y cumplen objetivos DNSH. Todo esto, junto con la complementariedad, conocimientos previos y amplitud de técnicas y equipos disponibles, dan claros indicios de la viabilidad del proyecto. Hasta donde nosotros sabemos no existe un producto en el mercado biocompatible, universal (de aplicación en múltiples superficies) y de tan fácil implementación por el usuario final (serían los propios centros sanitarios). Todo esto, junto con el enorme campo de aplicación asegura su éxito no tan sólo a nivel nacional sino también internacional. Además, en fases posteriores el producto se podría comercializar para otros espacios públicos como centros de convenciones o pabellones y finalmente a los hogares, con un mercado potencial más que relevante.